Cataluña vota en unas elecciones que ponen a prueba a los independentistas
El Partido Socialista Obrero Español busca hacerse del poder en esta comunidad autónoma, lo que puede significar un cambio de ciclo.
Cataluña celebra este domingo unas elecciones en las que los socialistas del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, buscan acabar con el dominio independentista en esta región clave imponiéndose a Carles Puigdemont, líder de la tentativa secesionista de 2017. Con alrededor de 8 millones de habitantes, esta rica comunidad del noreste de España, uno de los motores económicos del país, debe elegir a los 135 diputados de su Parlamento regional.
Tras una década de gobiernos independentistas, un gobierno catalán liderado por el partido socialista de Pedro Sánchez marcaría el comienzo de una nueva era, dice el politólogo Toni Rodon. “Si los independentistas pierden la mayoría absoluta, representaría seguro un cambio de ciclo. Si es transitorio o a largo plazo ya lo veremos”, dice Rodon. Sin embargo, una victoria del partido Junts reforzaría la causa independentista y crearía más dilemas en Madrid. El candidato de Junts es Carles Puigdemont —presidente del gobierno regional de Cataluña cuando se produjo un intento frustrado de lograr la independencia de la región en 2017—, que ha prometido resucitar un intento de independencia. A las 16:00 GMT (10:00, hora de la Ciudad de México), a dos horas del cierre de las urnas, alrededor de un 45,8% de los electores ya habían votado, un porcentaje muy similar al de los comicios de febrero de 2021, marcados por la pandemia de covid-19. "Estamos abriendo una nueva etapa decisiva en Cataluña", aseguró el candidato socialista, Salvador Illa, tras votar en una localidad cercana a Barcelona. En este exministro de Sanidad confía Sánchez para culminar el "cambio" en unos comicios donde él también se juega mucho, apenas medio año después de iniciar un nuevo mandato. Unos resultados contundentes en Cataluña le permitirían relanzar una legislatura complicada por la dura oposición de la derecha y por la apertura de una investigación judicial contra su esposa, tras la que llegó a plantearse dimitir hace dos semanas. El factor Puidgemont
Desde que asumió el cargo para un segundo mandato en noviembre pasado, Sánchez se ha apoyado en una frágil alianza con los independentistas para aprobar leyes en el Parlamento nacional, ganándose la ira de los opositores conservadores. Puigdemont, que se enfrentó a un proceso judicial en España por el fallido intento de independencia y ha estado viviendo en el autoexilio, pero que regresará pronto al país gracias a una esperada amnistía, ha advertido de que Junts podría retirarle su apoyo si el próximo Gobierno catalán es uno que no puede aceptar. "El tema de la independencia ha bajado mucho, se ha tranquilizado", valoró Ainhoa Matos, de 31 años, tras votar en Barcelona. "La gente yo creo que está menos crispada", agregó esta trabajadora del sector de los seguros. La ley de amnistía, que el Parlamento español debe aprobar definitivamente en las próximas semanas, abrirá la puerta de regreso a España a Puigdemont, seis años y medio después de su huida a Bélgica para eludir a la justicia española. Su formación, Juntos por Cataluña, va segunda en los sondeos por detrás de los socialistas y Puigdemont confía en culminar una "remontada" que le permita realizar un regreso triunfal como presidente regional, en cuanto la amnistía esté aprobada. Si no lo consigue, ya avanzó su intención de retirarse de la política local. El independentismo llega dividido
"Esperemos que sea la última jornada de muchos exilios, de mucha gente que está fuera", deseó este domingo desde el sur de Francia, donde basó su campaña porque todavía no puede cruzar la frontera sin riesgo de ser detenido. Lastrado por las divisiones y el desencanto de algunos sectores, los cálculos en el campo independentista se presentan, sin embargo, complejos. Enfrentados por la estrategia a seguir tras la decepción de 2017, Juntos e Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), el partido del actual presidente catalán, el moderado Pere Aragonès, mantienen una feroz competencia. "No se ponen de acuerdo ni siendo de la misma casi unión, catalanes todos", lamentó Anna Trullols, una votante independentista de 80 años a las puertas de un colegio electoral en Barcelona. En las últimas elecciones regionales, en 2021, el bloque secesionista sumó 74 de los 135 escaños del Parlamento regional, haciendo estéril la victoria en votos de Illa, que logró 33. Pero en las últimas legislativas españolas de julio, los socialistas ganaron fuerza en Cataluña frente a un marcado descenso separatista, especialmente de ERC. Cualquier vencedor en Cataluña el domingo probablemente tendrá que gobernar en coalición, ya que ningún partido parece capaz de alcanzar el umbral de 68 escaños para una mayoría por sí solo.
Si ganan los socialistas, podrían buscar una alianza con ERC o Junts, aunque ambos partidos separatistas lo han descartado hasta ahora. Un escenario que a Jordi Bombí, un jubilado de 74 años que votaba en Barcelona, le parecía "complicado". "Aquí en Cataluña todavía estamos en dos bloques diferenciados: el bloque independentista y el bloque constitucional. Y todavía parece como si estuviera mal visto que se conecten entre ellos", indicó a la AFP. En su defecto, podrían intentar una aún más improbable alianza con el conservador Partido Popular, sus principales rivales a nivel nacional. Si llegaran al poder, Junts y ERC intentarían liderar un nuevo gobierno independentista. Pero algunos sondeos de opinión pronostican que no alcanzarían los escaños necesarios, ni siquiera con el apoyo de los partidos independentistas más pequeños. La suma independentista podría complicarse aún más si la emergente formación secesionista Alianza Catalana, de extrema derecha, obtiene representación, como indicaban algunos sondeos, ya que el resto de partidos secesionistas aseguraron no querer pactar con ellos. Si las negociaciones postelectorales no llegan a un acuerdo en agosto, se repetirían las elecciones en octubre. Con información de AFP y Reuters]]>